miércoles, 1 de julio de 2009

Tu vida es casi siempre igual, aunqe estás constantemente pisando los extremos. Te crees que podés controlar todo, pero en el fondo no querés aceptar que no es así. Que aunque llegues a tu objetivo, la culpa es más fuerte que todo y que tarde o temprano vas a querer más y más.
¡Dame de tu voz el viento!

Que de palabras se abracen

mi soledad y la tuya.



Que no nos duerme la muerte

con su silencio de tumba,

dame de tu voz el viento,

no dejes de hablarme nunca.



Que tus palabras penetren

la quietud de mi penumbra

y que despierte mi boca

con el sabor de tu lluvia.



¡Dame de tu voz el viento!

¡No dejes de hablarme nunca!

Que no descanse mi oído

del tambor de tu pregunta.



Y que los labios espacien

con su calor en censuras

conversaciones eternas

en nuestras voces oscuras.