lunes, 29 de junio de 2009

El cambio se había operado con lentitud. Primero fue un decaimiento de la ternura El cuidado, la atención, el apoyo, que desde el comienzo estuvieron rodeados de un halo constante de cariño, ahora se habían vuelto mecánicos Ella seguía siendo eficiente, de eso no cabía duda, pero no disfrutaba manteniéndose solícita El estaba agresivo, dispuesto siempre a herir, a decir lo más duro, a establecer su crueldad sin posible retroceso Era increíble cómo hallaba a menudo, aún en las ocasiones menos propicias, la injuria refinadamente certera, la palabra que llegaba hasta el fondo, el comentario que marcaba a fuego.

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