martes, 30 de junio de 2009

El revoleo de ojos a izquierdas y derechas era sólo un pretexto para poder pasarme rápidamente la vista por la cara y espiar qué es lo que yo haría.Pero yo no hacía nada, sino mirarlo. Así nos estuvimos un buen rato, los dos de pie, él en la vereda, yo en el umbral de la puerta,sin hablar y estudiándonos mutuamente."Vamos a ver quién gana", pensaba yo.

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