domingo, 28 de junio de 2009

Si hablamos en serio tengo que decir que todavía me asustan dos cosas más que
nada en el mundo (es decir, de las cosas que se me ocurren ahora). Y esas dos cosas son
el abandono y el reemplazo. Los dos por igual. En realidad son casi lo mismo. Toda la
vida me sentí reemplazada y lo cierto es que no sé luchar cuando me están desplazando.
Cuando llega a mi familia, a mi grupo de amigas o a mi vida un par, simplemente opto
por retirarme, siento que no puedo ser competencia de nadie. El tema acá sería
preguntarse por qué me siento amenazada cuando estoy entre pares, entender por qué
tengo esa necesidad de competencia que para mí antes de comenzar ya es desleal.

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